Ciberseguridad y 5G: más seguridad en la mayor complejidad
El internet de las cosas, uno de los logros de la tecnología 5G, abre enormes posibilidades en sectores como la industria. Los procedimientos de ciberseguridad deben adaptarse a un nuevo entorno, más heterogéneo, para estar a la altura.
Imaginen una gran planta industrial, en la que las máquinas ajustan su labor en tiempo real, en función de los datos que se transmiten entre ellas. Por la instalación circulan flotas de vehículos autónomos, con fluidez y máxima eficiencia. Y todos los datos de la fábrica se transmiten a un centro de control, tal vez a miles de kilómetros, donde confluye toda la información y se toman decisiones. Esa escena, sin apenas intervención humana, ya se corresponde en algunos aspectos con la realidad, y será algo cotidiano cuando se generalice el despliegue de la red 5G.
La industria será uno de los ámbitos más beneficiados por el desarrollo del internet de las cosas (IoT, por Internet of Things), es decir, la capacidad de todo tipo de robots, sensores, aparatos y dispositivos de comunicarse con una mínima latencia, a través del 5G, para actuar ante un entorno cambiante. Transformará la forma de trabajar en las fábricas, y también ámbitos como la medicina quirúrgica, la movilidad o la gestión energética.
Con el 5G, las posibilidades del internet de las cosas son enormes: se calcula que en 2025 habrá 25.000 millones de aparatos conectados, y gracias en gran parte a la inteligencia artificial (IA), estarán capacitados para compartir información y actuar eficientemente en función de esos datos. Pero en este desarrollo hay una curva potencialmente muy peligrosa, la ciberseguridad.
El IoT es un nuevo paradigma industrial que exige, también, un nuevo enfoque de la ciberseguridad. Lo explica Beatriz Martínez Candano, Directora de Seguridad de Clientes para España y Latinoamérica de Ericsson: “Estamos pasando de un entorno homogéneo y fundamentalmente cerrado a otro heterogéneo, donde se multiplican el número de actores en aspectos como el uso de la nube y la virtualización. Todo esto supone un cambio exponencial: hay más requisitos y son más exigentes, y también cobra más importancia su orden, su trazabilidad”.
El entorno es más complicado, y los ataques pueden dirigirse a la propia conectividad, a la identificación de las máquinas, buscando crear caos, o a la solidez y confidencialidad de los datos que se transmiten entre ellas, ampliando las posibilidades del ciberespionaje industrial. Pero la buena noticia es que la tecnología en sí, el 5G, es más segura.
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